Barcelona - Brandt Scheidemantel

En el fin de semana libre que tuvimos hace tres semanas fui a Barcelona con amigos del programa.  Ian preparó todo y cogimos el tren de alta velocidad el jueves después de la clase.  Llegamos y me sentí como yo estaba en otro país.  El cambio de idioma me chocó un poco.  El Catalán me parece como una mezcla del castellano y el francés.  De todos modos, llegamos al albergue juventud, el cual era más como un apartamento de lujo. 

            Aún antes de pensar en respirar, fuimos a la playa.  Pasamos muchas horas bajo del sol leer “Los Santos Inocentes” y nadar en el agua fresca.  Hasta ese momento yo no había pensado que el verano había comenzado, pero la sensación de la arena entre los dedos me hizo dar cuenta de que si las vacaciones habían llegado. 

            El mismo día visitamos el Park Güell y la sagrada familia.  La arquitectura de Gaudí no se puede describir con las palabras.  La complejidad del diseño es simplemente pasmosa.  Al entrar en la capilla, me sentía una gran humildad.  Las columnas masivas y las luces brillantes me hicieron pensar en las cosas más profundas como el propósito de la vida y la validez de la religión.  Gaudí logró con perfección su objetivo. 

            Hay mucha marcha en Barcelona y por lo tanto lo pasamos muy bien.  Fuimos a los clubes Razzmatazz y Opium.  Invitamos a todos los estudiantes de DIS que habían ido a Barcelona a nuestro apartamento y luego fuimos al club.  Pero todo lo que reluce no es de oro.  Me encontré solo tratando de llegar al apartamento después del club.  Llegué a la parte más arriba de la calle las ramblas e iba caminando al apartamento porque vivíamos muy cerca.  Mientras caminaba por la calle, cuatro prostitutas distintas me agarraron y trataron de solicitar actos de sexo.  Yo nunca había experimentado algo así y tener que empujar a ellas me asustó bastante.