Friday, June 22, 2012

La paz en el campo

La semana pasada fuimos todos a Asturias, y el viaje fue algo largo. Antes de llegar a nuestro destino paramos en la playa un rato y luego por un campo cercas de la orilla del mar. Fue muy preciosa la vista desde el precipicio donde estuvimos. Hasta decidí escalar una roca muy alta. Tuvimos que parar muchas veces (bueno, unas dos) por cuestiones de regulaciones del chofer, y al llegar a Oviedo, donde nos íbamos a hospedar, nos relajamos un poco y luego fuimos a cenar. Fue una cena bastante satisfecha, ya que nos sirvieron diferentes comidas y todo fue muy rico. Mi mesa consistía de muchas personas cómicas, y creo que eso añadió al buen ambiente. En pocas palabras, mi primera noche en Asturias fue muy bonito.




Ahora, el viaje a Somiedo el siguiente día para ir a caballo a un campo libre? ¡Qué horror! Juraría que todo el maldito (disculpen mi lenguaje) camino iba yo rezando un rosario, y eso que nunca traigo un rosario conmigo. El chofer no lograba las curvas bien para nada - casi chocamos con un coche y atropellamos a una vaca y su amo. Fue horrible el camino. Normalmente puedo domar las curvas y nunca me enfermo. No en este viaje. Al bajarme del autobús cuando no pudo hacer una vuelta complicada (como siempre) estuve apunto de vomitar. No lo podía creer que sobreviví ese camino. Y lo peor estaba por venir. Habían bajado unas personas, de las que estaban encargadas del viaje a caballo, con coches para llevarnos al lugar de partir al campo. Me subí con Ian, Elizabeth y Alexis, y sé que estuve de acuerdo con Alexis - fue aún peor este chofer. Domaba las curvas con seguridad, pero conducía demasiado rápido. Usé todas mis fuerzas para no enfermarme en el carro. En cuanto nos bajamos del coche, respiré profundamente y me alegré de estar en tierra firme.


Después de que los otros compañeros llegaran hacia el edificio, nos separamos entre dos grupos: uno iba caminando y otro en caballo, y luego cambiábamos. No voy a mentir, estaba emocionada por el camino. Me encanta montar a caballo, ya que mi abuelito me enseñó de chiquita a montar caballo. Claro, no lo aprendí de forma ecuestre, lo aprendí a diestra y siniestra estilo ranchera. Pero bueno, el punto de la historia es lo que hice. Como tenía tiempo de no montar, no me animé a galopar. Si acaso hice que mi caballo trotara y corriera un poco. Pero en fin, fue divertido y me quedé con ganas de montar de nuevo.


Mi caballo Brillante estaba justamente detrás de mí


Lo que me captó mucho la atención fueron las chozas hechas de piedras. Hacía mucho viento y me quedé asombrada lo bien que bloqueaban las chozas el viento. Parecían muy rústicas, pero a la vez acogedoras. Fue lindo poder ver estas chozas y pasar el tiempo en el campo.




Bueno, ¿y qué de la paz que menciono en el título? Tiene que ver con la caminada a caballo. Caminamos por un camino cercas de precipicios, entonces teníamos que tener mucho cuidado al pasar en caballo. Pero aparte de eso, fue una linda vista todo lo que veía. Las montañas llenas de plantas verdes y todo limpio. No hacía mucho sol, pero no hacía mucho frío tampoco. Lo juro que me podría quedar a caballo por esas montañas todo el día. Había una paz y serenidad que no había sentido en mucho tiempo. Era uno de esos momentos en que es necesitas un momento para relajar y reflexionar la belleza que observas. Fue hermoso ver ese paisaje. Me recordó mucho a mi México lindo y querido y lo mucho que me gusta ir al rancho con mi abuelito y mis tías. Cuando estoy en el rancho, siento una paz que no recibo en Los Ángeles. Hay una limpieza, una pureza el estar en el aire libre, en lo salvaje y natural. A veces necesitamos ese moneto fuera de la tecnología, alejados de la ciudad, y tomar un tiempo en el campo. Así, puedes reflexionar y tener una paz increíble. Me encantó poder ir a Somiedo y montar caballo (hice chapuza - me subí al mismo caballo, Brillante, para el regreso cuando debí ir caminando. Ooops, creo que se me salió lo ranchero) y poder sentir esa "nirvana" del campo. Nunca lo olvidaré.


Leasly Salazar

4 comments:

  1. Leasly, tu descripción casi me hace revivir la experiencia de conducir en las calles de las montañas y montar a los caballos. Estoy de acuerdo que toda la naturaleza de Asturias era muy preciosa. Nunca he visto montañas así en toda mi vida y nunca quiero olvidarlas.

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  2. No estaba paz en el autobús con ABBA y las curvas nauseabundos. Pero, de verdad, la paisaje fue bellísima y la viaje en general fue un éxito porque Asturias tiene mucho a ofertar, los caballos, las montañas, las playas, y la comida delicioso.

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  3. Si, recuerdo que habían muchas experiencias cercana de la muerte con el autobús en las montañas y también los chóferes después. Tuve muchos momentos de nerviosidad. Pero cuando pienso en mis memorias del viaje, solo los momentos pacíficos y maravillosos pasa por mi mente. Por eso, yo escribí mi ultima publicación sobre la misma cosa.
    Elizabeth Potash

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  4. No me gustó el viaje de coche hacia la parte superior de la montaña porque las curvas Y la altitud juntas eran demasiado para yo. Desafortunadamente, el primer viaje por autobús no ayudó. Sin embargo, la experiencia que tenía en la montaña era muy divertido, a pesar de los caballos, y agradezco la oportunidad de hacerlo.
    -Tracie Canada

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